Es todo un dato que la condena del Senado al bloqueo contra Clarín haya sido redactado e impulsado por el kirchnerismo. Es cierto que los opositores presionaron, que tenían sus proyectos, y que no se iban a quedar callados. Se respiraba tensión en la Cámara alta.
Pero lejos de resultar un debate entre extremos, donde de un lado se defienda la libertad de expresión y desde el otro se repitan los argumentos oficiales de reducir el tema a “un conflicto gremial”, el proyecto K reconoce que el problema principal fue impedir la circulación de un diario. Y rechaza la metodología del bloqueo.
Ese es precisamente el otro dato. Los senadores oficialistas se apartaron sin sutilezas del discurso oficial y asumieron el problema desde la base: que una democracia no se concibe sin que los ciudadanos puedan elegir cómo informarse. La pregunta es si se alejaron de la línea oficial o si la postura marcará para el futuro una forma diferente de mirar los hechos desde el Gobierno.
Escrito en Clarin.com
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